Mineros llegales comienzan el proceso de extracción de oro aplastando rocas hasta convertirlas en polvo, en Porgera, Papua Nueva Guinea. A continuación, lavan el polvo para eliminar todas las partículas de roca indeseables que sea posible, y vierten mercurio sobre el material restante. El mercurio se une a las particulas de oro presentes en ese material, creando una amalgama de oro-mercurio, que excluye todo lo demás. Esta amalgama se cocina sobre una llama abierta, haciendo que el mercurio se convierta en vapor y escape al aire. Los mineros se quedan con el oro puro, que pueden vender en el mercado abierto.
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