Karam al-Sharif, un empleado de la UNRWA, sostiene entre los escombros a uno de sus gemelos de 18 meses asesinados en el ataque aéreo israelí del 31 de octubre contra el Edificio de Ingenieros, que acabó con la vida de al menos 106 civiles, incluidos 5 de sus hijos y 5 familiares más.