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Era la \u00fanica mujer en un grupo de 41 migrantes. Al cruzar el desierto a primera hora de la ma\u00f1ana, casi pisa una serpiente de cascabel \u2014\u201cno las o\u00edas\u201d, dice recordando el suceso\u2014 pero sigui\u00f3 adelante, y m\u00e1s tarde, luego de dos d\u00edas de caminata, fue interceptada por la Patrulla Fronteriza. Pas\u00f3 25 d\u00edas en un centro de detenci\u00f3n en Encino, Texas, y luego fue deportada a Nuevo Laredo, M\u00e9xico. Al igual que \u003Ca href=\u0022https:\/\/www.hrw.org\/es\/news\/2014\/11\/20\/deportan-sumariamente-padres-de-ninos-estadounidenses\u0022\u003Ecerca del 15%\u003C\/a\u003E de las personas deportadas por la Patrulla Fronteriza, Rosalinda es madre de hijos con ciudadan\u00eda estadounidense.\u003Cbr\u003E\u003Cbr\u003E\n\t\u201cSupuestamente, si lo intento de nuevo, me dar\u00e1n tres meses\u201d de c\u00e1rcel, dijo a Human Rights Watch en Nuevo Laredo, en alusi\u00f3n a la advertencia que le dio un agente de la Patrulla Fronteriza. \u201cPara m\u00ed no cambia nada. Tengo que volver para estar con mis hijos\u201d, dijo, mientras se secaba una l\u00e1grima en la mejilla.\u0026nbsp;\u003C\/p\u003E\n\n\u003Cdiv class=\u0022embed\u0022 data-type=\u0022image\u0022\u003E\n\n\n \n\n\n\u003Cdiv class=\u0022embed align-right embedded-entity embedded-entity-type-media embedded-entity-bundle-image embedded-entity-viewmode-embeddable embed--right\u0022 xmlns:xlink=\u0022http:\/\/www.w3.org\/1999\/xlink\u0022\u003E\n \n\n\u003Cdiv\u003E\n \n \n\n\n\n\u003Cfigure class=\u0022figure figure--expand text-center info \u0022\u003E\n \u003Cdiv class=\u0022figure__media relative inline-block mx-auto\u0022\u003E\n \u003Ca href=\u0022\/es\/modal\/32441\u0022 rel=\u0022modal:open\u0022 class=\u0022figure__link\u0022\u003E\n \u003Cimg loading=\u0022lazy\u0022 srcset=\u0022\/sites\/default\/files\/styles\/480w\/public\/multimedia_images_2017\/201706us_mexico_rosalinda.jpeg?itok=jTy0pxyU 480w, \/sites\/default\/files\/styles\/embed_xxl\/public\/multimedia_images_2017\/201706us_mexico_rosalinda.jpeg?itok=ouffydxd 946w\u0022 sizes=\u0022(max-width: 524px) 100px, 500px\u0022 width=\u0022946\u0022 height=\u00221261\u0022 data-responsive-image-style=\u0022embedded_images\u0022 src=\u0022\/sites\/default\/files\/styles\/embed_xxl\/public\/multimedia_images_2017\/201706us_mexico_rosalinda.jpeg?itok=ouffydxd\u0022 alt=\u0022Rosalinda C. habla con investigadores de Human Rights Watch en el Instituto Tamaulipeco en Nuevo Laredo, M\u00e9xico.\u0022\u003E\n\n\n\n \u003Cdiv class=\u0022figure__expand absolute block bottom-0 right-0 w-8 h-8 bg-white text-gray-700\u0022\u003E\n \u003Cspan class=\u0022sr-only\u0022\u003EClick to expand Image\u003C\/span\u003E\n \n\n\n\u003Cdiv class=\u0022icon fill-current w-full inline-block\u0022\u003E\n \u003Csvg viewBox=\u00220 0 20 20\u0022 fill=\u0022currentColor\u0022 role=\u0022img\u0022 focusable=\u0022false\u0022 aria-hidden=\u0022true\u0022\u003E\n \u003Cuse xlink:href=\u0022\/themes\/custom\/hrw_design\/dist\/app-drupal\/assets\/spritemap.svg?cacheBuster=250315#sprite-expand\u0022 \/\u003E\n \u003C\/svg\u003E\n\u003C\/div\u003E\n \u003C\/div\u003E\n \u003C\/a\u003E\n \u003C\/div\u003E\n \u003Cfigcaption class=\u0022figure__info text-left font-serif text-xs md:text-sm lg:text-base mx-auto text-gray-700 mt-1\u0022\u003E\n \u003Cspan class=\u0022figure__caption\u0022\u003ERosalinda C. habla con investigadores de Human Rights Watch en el Instituto Tamaulipeco en Nuevo Laredo, M\u00e9xico.\u0026nbsp;\u00a9 2017 Human Rights Watch\n\u003C\/span\u003E\n \u003C\/figcaption\u003E\n \u003C\/figure\u003E\n\u003C\/div\u003E\n\n \u003C\/div\u003E\n\n\n\n\n\u003C\/div\u003E\n\n\u003Cp\u003ELos delitos inmigratorios, incluido el ingreso ilegal, representan la \u003Ca href=\u0022https:\/\/www.themarshallproject.org\/2017\/04\/16\/the-immigration-policy-that-ate-the-justice-department\u0022\u003Ecategor\u00eda individual con mayor\u003C\/a\u003E n\u00famero de casos en la justicia penal en todo el pa\u00eds, y muchas de estas personas son padres de ciudadanos estadounidenses.\u003Cbr\u003E\u003Cbr\u003E\n\tEstados Unidos fue el hogar de Rosalinda desde que ella tiene memoria. Cuando ten\u00eda apenas 4 a\u00f1os y su hermano Mart\u00edn ten\u00eda 3, se fueron de Matamoros, M\u00e9xico, a Georgia, Estados Unidos. Sus padres trabajaron en el campo durante diez a\u00f1os, cosechando pepinos, zapallos, tomates, ar\u00e1ndanos, duraznos y tabaco por todo el sur del pa\u00eds.\u003Cbr\u003E\u003Cbr\u003E\n\tPoco tiempo despu\u00e9s, Rosalinda pas\u00f3 a ser simplemente Linda, hablaba ingl\u00e9s y era otra ni\u00f1a m\u00e1s que daba vueltas en el patio de la escuela primaria a la que asist\u00eda. Termin\u00f3 la escuela media, pero no la educaci\u00f3n secundaria. Finalmente, la familia emprendi\u00f3 una nueva vida en Corsicana, Texas, donde el padre de Linda encontr\u00f3 empleo en la construcci\u00f3n. Su madre se qued\u00f3 en casa mientras su hermano asist\u00eda a la escuela. Linda se cas\u00f3 con su novio de siempre, Abel, quien tambi\u00e9n hab\u00eda nacido en M\u00e9xico. Un a\u00f1o despu\u00e9s, tuvieron a su primer hijo, Justin, en Dallas, donde Abel estaba trabajando en la construcci\u00f3n. Poco tiempo despu\u00e9s llegaron Anthony y Axel.\u003Cbr\u003E\u003Cbr\u003E\n\tLa tranquilidad en la vida de Linda termin\u00f3 poco despu\u00e9s de que naci\u00f3 Axel, en 2015. La polic\u00eda intercept\u00f3 a su padre, Mart\u00edn Sr., por conducir con un farol trasero roto, y posteriormente fue deportado por el Servicio de Inmigraci\u00f3n y Control de Aduanas. En Matamoros, Mart\u00edn Sr. estaba cruzando una calle para entrar a una tienda cuando se produjo una balacera, y muri\u00f3 alcanzado por el fuego cruzado.\u003Cbr\u003E\u003Cbr\u003E\n\t\u201cNi siquiera pude ir a su funeral porque no pod\u00eda arriesgarme a cruzar la frontera y que me separaran de mis hijos\u201d, dijo Linda. Ese mismo a\u00f1o, el matrimonio de Abel y Linda concluy\u00f3 con un divorcio amistoso. Linda se qued\u00f3 con los ni\u00f1os, se mud\u00f3 con su madre viuda y empez\u00f3 a trabajar reparando tel\u00e9fonos para Samsung. Trabajaba en el turno de 10 a.m. a 8 p.m., los s\u00e1bados llevaba a los ni\u00f1os a pasear, hacer compras o al cine, y los domingos, cuando Abel ten\u00eda a los ni\u00f1os, ella y su madre limpiaban la casa y lavaban la ropa. Linda tiene en el brazo izquierdo un tatuaje que representa una paloma volando desde el nombre de su madre, escrito en cursiva: Rosalaura.\u003Cbr\u003E\u003Cbr\u003E\n\tLinda hubiera querido postularse a la Pr\u00f3rroga de Procedimientos Migratorios para Personas Llegadas en la Infancia (Deferred Action for Childhood Arrivals, DACA) que, desde 2012, ha permitido que algunas personas indocumentadas que ingresaron a Estados Unidos durante la ni\u00f1ez postergaran la deportaci\u00f3n y recibieran un permiso de trabajo si terminaron la escuela secundaria. Linda no tiene antecedentes penales que podr\u00edan excluirla de reunir las condiciones para la DACA, aunque su hermano Mart\u00edn Jr. s\u00ed los tiene. Pero, entre los ni\u00f1os y el trabajo, Linda estaba demasiado ocupada para terminar su Certificado de equivalencia de educaci\u00f3n secundaria y postularse para la DACA.\u003Cbr\u003E\u003Cbr\u003E\n\tEl 18 de abril de 2017, Linda y su madre estaban llevando a Justin al m\u00e9dico cuando su veh\u00edculo Ford Explorer fue interceptado por la polic\u00eda de Dallas. \u201cNo creo haber estado excediendo el l\u00edmite de velocidad... estaba con mi mam\u00e1 y mi hijo, pero ellos dijeron que circulaba a 45 millas por hora en una zona donde la velocidad m\u00e1xima es de 40\u201d. Mientras Justin lloraba e imploraba \u201c\u00a1por favor no se lleven a mi madre!\u201d, arrestaron a Linda por conducir sin licencia.\u003Cbr\u003E\u003Cbr\u003E\n\tLuego de tres d\u00edas en la c\u00e1rcel del condado de Richardson, y 25 a\u00f1os viviendo en Estados Unidos, Linda fue deportada a un pa\u00eds en el que no hab\u00eda estado desde los 4 a\u00f1os. \u201cNunca antes hab\u00eda sido deportada\u201d, dijo. \u201cNo conoc\u00eda M\u00e9xico\u201d. Pero una t\u00eda la acogi\u00f3 en Monterrey. Durante aproximadamente seis semanas, habl\u00f3 continuamente por tel\u00e9fono con sus hijos, que la extra\u00f1aban. Deseaba traerlos con ella. Sin embargo, M\u00e9xico no ser\u00eda una alternativa para su anterior pareja, Abel, que ahora est\u00e1 formando una familia con otra mujer. Linda entiende la situaci\u00f3n: ir a M\u00e9xico y separarse de su padre tampoco ser\u00eda algo positivo para sus hijos estadounidenses.\u003Cbr\u003E\u003Cbr\u003E\n\tEntonces, pag\u00f3 USD 2.000 a una persona para que la ayudara a cruzar la frontera de contrabando, y esa noche de mayo, mientras atravesaba con calzado deportivo un desierto donde abundan las serpientes de cascabel, casi logra cumplir el objetivo de reunirse con su familia.\u003Cbr\u003E\u003Cbr\u003E\n\tCuando la vimos en Nuevo Laredo, estaba comprando un pasaje de autob\u00fas para volver de nuevo con su t\u00eda de Monterrey. Pero solo por alg\u00fan tiempo, insisti\u00f3. Tiene confianza de que, la pr\u00f3xima vez, conseguir\u00e1 reunirse con sus hijos.\u003C\/p\u003E\n\u003C\/div\u003E\n\u003C\/div\u003E\n\u003C\/div\u003E\n\n \n\n \n \n\n \n \n\u003C\/div\u003E\n","settings":null},{"command":"insert","method":"prepend","selector":".js-view-dom-id-blog_live_feed__blog_body_block__305702__es","data":"","settings":null}]