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EE.UU.: Miles de niños y niñas son sentenciados a cadena perpetua sin derecho a libertad condicional
Un estudio nacional realizado por Amnistía Internacional y Human Rights Watch constató que la mayoría enfrenta cadena perpetua por el primer delito cometido
(Nueva York, 12 de octubre, 2005)—Hay al menos 2.225 niños y niñas en prisiones de los Estados Unidos cumpliendo cadenas perpetuas por crímenes cometidos antes de haber alcanzado la edad de 18 años, sin la posibilidad de obtener libertad condicional, dijeron Human Rights Watch y Amnistía Internacional en un nuevo informe publicado en conjunto hoy.

Niños y niñas que cometen graves crímenes no deberían salir impunes, pero si son muy jóvenes para votar o comprar cigarrillos, son también muy jóvenes para pasar el resto de sus vidas tras las rejas.

Alison Parker, investigadora de Human Rights Watch, quien escribió el informe para ambas instituciones




Mientras muchos de los infractores juveniles son ahora adultos, el 16 por ciento tenía entre 13 y 15 años al momento de cometer los crímenes. Alrededor de 59 por ciento fueron sentenciados a cadena perpetua sin libertad condicional por la primera vez que fueron condenados por cometer un delito. Cuarenta y dos estados actualmente tienen leyes que permiten que niños y niñas reciban como sanción la cadena perpetua sin derecho a libertad condicional.  
 
El reporte de 157 páginas, El resto de sus vidas: Cadena perpetua sin derecho a libertad condicional para delincuentes juveniles en los Estados Unidos, es el primer estudio nacional en examinar la práctica de juzgar niños y niñas como si fueran adultos y de sentenciarlos a cadena perpetua sin la posibilidad de acceder a la libertad provisional. El reporte se basa en dos años de investigación y en un análisis previo de datos federales y estatales que no habían sido compilados hasta ahora. La información permitió a las organizaciones rastrear la tendencia nacional y estatal en la imposición cadenas perpetuas sin derecho a libertad condicional dictadas durante la mitad de 2004, permitiendo también analizar la carrera, historia y crímenes de estos infractores juveniles.  
 
“Niños y niñas que cometen graves crímenes no deberían salir impunes”, planteó Alison Parker, investigadora de Human Rights Watch, quien escribió el informe para ambas instituciones. “Pero si son muy jóvenes para votar o comprar cigarrillos, son también muy jóvenes para pasar el resto de sus vidas tras las rejas”.  
 
Amnistía Internacional y Human Rights Watch están lanzando El Resto de sus Vidas en un momento crítico: mientras menos jóvenes están cometiendo crímenes graves como homicidios, los estados están aumentando las sentencias a cadena perpetua sin derecho a libertad condicional. En 1990, por ejemplo, 2.234 niños y niñas fueron procesados por asesinato y un 2.9 por ciento a cadena perpetua sin derecho a libertad condicional. En el año 2000, la tasa de procesamiento por homicidio había caído cerca de un 55 por ciento (1.006), mientras que el porcentaje de niños y niñas que recibieron condenas de cadena perpetuas sin libertad condicional aumentó en un 216 por ciento (a 9 por ciento).  
 
“Desaten las manos de los jueces estatales y federales, y de los fiscales”, manifestó el Dr. William F. Schulz, Director Ejecutivo de Amnistía Internacional EEUU. “Denles opciones distintas a convertir a las cortes en una cadena de montajes que conduce a un juzgamiento obligatorio de la mayoría de niños y niñas a cadenas perpetuas sin derecho a libertad condicional. Ello ignora su enorme potencial de cambio y les roba todas las esperanzas de redención.”  
 
En 26 estados, la cadena perpetua sin derecho a libertad condicional es obligatoria para todo aquél que es encontrado culpable de homicidio en primer grado, sin importar la edad del acusado. De acuerdo con el informe, un 93 por ciento de los infractores juveniles que cumplen cadenas perpetuas fue condenado por homicidio. Sin embargo, Amnistía Internacional y Human Rights Watch encontraron que alrededor de 26 por ciento fue condenado por felony murder, lo que significa que cualquiera involucrado en la comisión de un delito grave durante el cual alguien es asesinado es también culpable de homicidio, incluso si él o ella no causaron personal o directamente la muerte.  
 
Por ejemplo, Peter A., de 15 años de edad, fue sentenciado a cadena perpetua sin derecho a libertad condicional por felony murder. Peter se había reunido con dos conocidos de su hermano mayor para cometer un robo. Él se encontraba esperando afuera en una van cuando uno de los conocidos arruinó el robo y asesinó a dos víctimas. Peter señaló, “Pese a que me encontraba presente en la escena, nunca le disparé ni maté a nadie”. No obstante, Peter fue encontrado responsable de un doble homicidio porque fue establecido durante el juicio que él había robado la van usada para ir a la casa de las víctimas.  
 
Las organizaciones de derechos humanos además indicaron que amplios e infundados temores sobre la existencia de adolescentes “súper depredadores” -adolescentes con largo prontuario criminal que amenazan a la sociedad- impulsó a los estados a juzgar a los niños y niñas como adultos. Diez estados no tienen límites respecto a una edad mínima requerida para sentenciar niños y niñas a cadena perpetua sin libertad condicional, y hay al menos tres niños y niñas cumpliendo actualmente tal sentencia, por crímenes que cometieron cuando tenían 13 años. Una vez condenados, estos niños y niñas son enviados a las prisiones para adultos y deben vivir en medio de pandillas de adultos, pervertidos sexuales y en severas condiciones. Para más información sobre estadísticas estatales, por favor diríjase al sitio http://hrw.org/us/us100605.pdf).  
 
De acuerdo con Amnistía Internacional y Human Rights Watch, no hay correlación alguna entre el uso de la cadena perpetua sin libertad condicional y la tasa de criminalidad juvenil. No hay evidencia de que disuada la criminalidad juvenil o sirva de otra manera para reducir dichas tasas de criminalidad. Por ejemplo, Georgia raramente sentencia a niños y niñas a cadena perpetua sin derecho a libertad condicional pero tiene tasas de criminalidad juvenil más bajas que las de Missouri, estado que impone tal sentencia con mucha más frecuencia.  
 
“La seguridad pública puede ser protegida sin necesidad que los adolescentes estén sujetos a la más severa sentencia posible”, Parker expresó.  
 
A escala nacional, los adolescentes africano-americanos reciben dicha sentencia a una tasa 10 veces más grande que la que corresponde a los adolescentes blancos (6.6 versus 0.6). En algunos estados la diferencia es incluso mayor: En California, por ejemplo, los jóvenes africano-americanos tienen al menos un 22.5 más de posibilidades que un jóven blanco de recibir una condena de la cadena perpetua sin libertad condicional. En Pennsylvania, los jóvenes hispanos tienen diez veces más posibilidades que un jóven blanco de recibir la mencionada sentencia que un joven de raza blanca (13.2 versus 1.3).  
 
Estados Unidos es uno de los pocos países en el mundo que permiten que niños y niñas sean condenados a cadena perpetua sin derecho a libertad condicional. La Convención de los Derecho del Niño, ratificada por todos los países en el mundo, con la excepción de Estados Unidos y Somalia, prohíbe esta práctica, y al menos 132 países han rechazado el uso de esta sentencia totalmente. Otros 13 países tienen leyes que permiten la aplicación de esta sentencia, pero, sin considerar a Estados Unidos, hay sólo alrededor de 12 delincuentes juveniles cumpliendo cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.  
 
Human Rights Watch y Amnistía Internacional también desafiaron la presunción que los delincuentes juveniles no pueden ser rehabilitados, lo cual está implícito en la sentencia que han recibido.  
 
“Los niños y niñas que han cometido graves crímenes aun tienen la habilidad de cambiar sus vidas para mejor”, dijo David Berger, Abogado, O’Melveny & Myers LLP, asesor pro bono e investigador para Amnistía Internacional EEUU en este informe. “Ahora es tiempo que los oficiales estatales y federales tomen pasos positivos, dictando políticas públicas que permitan rehabilitar a los niños y niñas, en vez de enviarlos a prisión por el resto de sus vidas”.  
 
Las organizaciones solicitaron a Estados Unidos que elimine la práctica de aplicar condenas de cadena perpetua sin la posibilidad de libertad condicional a niños y niñas. Para aquellos que se encuentran cumpliendo dichas condenas, deberían realizarse esfuerzos inmediatos para garantizarles el acceso a un procedimiento de libertad condicional.
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