Son muchos los desafíos urgentes en materia de armas que deben ser abordados para proteger a civiles afectados por los conflictos y sus mortíferas secuelas. Si bien las minas antipersonales y las municiones en racimo han sido prohibidas de manera absoluta, los tratados respectivos deben ser universalizados y cumplidos plenamente. Las fuerzas militares utilizan una amplia variedad de armas explosivas —artillería, proyectiles, morteros, bombas arrojadas desde el aire y otros dispositivos— en zonas pobladas, y a menudo causan daños indiscriminados a civiles. A pesar de las cruentas lesiones que provocan, se siguen empleando armas incendiarias. Es necesario detener el desarrollo de armas totalmente autónomas —“robots de combate”— que podrían identificar y atacar objetivos sin intervención humana, a fin de evitar un futuro de conflictos bélicos y vigilancia que escape a la responsabilidad y el control humanos. Human Rights Watch investiga estos y otros sistemas armamentistas riesgosos, y trabaja en la formulación y el seguimiento de estándares internacionales para proteger a civiles de la violencia armada.

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