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Esta mañana el Papa Francisco ofreció un mensaje en el que hizo hincapié en el tema de la dignidad y ante un público que necesitaba saberlo: el Congreso de Estados Unidos.

El Papa se refirió a los legisladores de Estados Unidos como la "cara de la gente" y los instó a promover el bien y respetar la dignidad de los seres humanos mediante su trabajo.

Francisco es recibido en el balcón del Capitolio de EE.UU. por miembros del Congreso en Washington el 24 de septiembre 2015. © 2015 Reuters

En ese espíritu, habló sobre la necesidad de abolir la pena de muerte, expresando que: "Toda vida es sagrada, todo ser humano está dotado de una dignidad inalienable, y la sociedad sólo puede beneficiarse con la rehabilitación de aquellos que son condenados por crímenes".

Reiteró el llamado que ha expresado en el pasado, en el que afirma que todo castigo debe ser "justo" y "nunca excluir la dimensión de la esperanza y el objetivo de la rehabilitación", una clara crítica a la sentencia de cadena perpetua sin opción a la libertad condicional.

También habló de la necesidad de abordar la crisis mundial de los refugiados, pero llevó el tema a la familiaridad de casa:

En este continente, miles de personas también fueron empujados a viajar al norte en busca de una vida mejor para ellos y para sus seres queridos, en busca de mayores oportunidades. ¿No es esto lo que queremos para nuestros hijos? Entonces no debemos estar sorprendidos por sus números, sino verlos como personas, ver sus rostros y escuchar sus historias, tratando de responder de la mejor manera posible a su situación. Responder de una forma que sea siempre humana, justa y fraterna.

Su discurso, que tuvo lugar en la Cámara de Representantes ante una sesión conjunta del Congreso, podría simbolizar un diluvio en tiempo de sequía.

Pero esa misma cámara que aplaudió al pontífice ha sido notablemente silenciosa en los esfuerzos por inyectar dignidad al sistema de inmigración de Estados Unidos. En cambio, ha votado en repetidas ocasiones para apoyar medidas que despojan de protección a los niños inmigrantes y  separan a las familias migrantes. Compare esto con la bendición del Papa ayer a la pequeña Sophie Cruz, una niña de 5 años de edad, quien pidió al Papa ayuda para que sus padres inmigrantes permanezcan en EE.UU.

La Cámara también ha hecho poco para mejorar el sistema de justicia penal de Estados Unidos, incluso a la luz de las propuestas prometedoras.

El mensaje de Francisco fue directo y busca influir para acabar con la paralización del Congreso que ha impedido reformas positivas. Habló en varias ocasiones sobre la necesidad de la cooperación y el trabajo hacia el bien común ("el principal objetivo de toda política").

El Congreso, por su parte, debería reconocer que aplaudir y favorecer la dignidad no debe reservarse para ocasiones especiales o para altos dignatarios. Es el trabajo diario. Después de que el papa Francisco regrese al Vaticano, debería tomar acción.

 

 

 

 

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