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Grecia: La policía realiza operativos indiscriminados y abusivos contra inmigrates

Son blanco de redadas policiales, registros invasivos y detenciones arbitrarias

(Atenas) - La policía de Atenas está llevando a cabo abusivas redadas y registros y ha detenido a decenas de miles de personas en una amplia ofensiva contra la inmigración irregular, señaló Human Rights Watch en un informe publicado hoy.

El informe de 51 páginas, “Unwelcome Guests: Greek Police Abuses of Migrants in Athens” (“Huéspedes no deseados: Los abusos de la policía griega contra los inmigrantes en Atenas”), documenta frecuentes controles de seguridad contra personas con aspecto extranjero, registros injustificados de sus pertenencias, insultos y, en algunos casos, hasta abusos físicos. Muchos son detenidos durante horas en comisarías de policía en espera de la verificación de su estatus legal.

“Es cruelmente irónico que las autoridades se refieran a esas redadas como Xenios Zeus, en honor al antiguo dios griego de la hospitalidad”, señaló Eva Cossé, especialista en Grecia de Human Rights Watch y autora del informe. “De hecho, la operación Xenios Zeus es cualquier cosa menos hospitalaria con los inmigrantes y solicitantes de asilo, que son regularmente parados, registrados y detenidos sólo por su aspecto”.

Entre agosto de 2012, cuando fue lanzada la operación Xenios Zeus, y febrero de 2013, la policía llevó a la fuerza a casi 85.000 extranjeros a las comisarías para verificar su estatus migratorio. Menos del 6 por ciento resultó estar en Grecia ilegalmente, lo que sugiere que la policía está seleccionando una muestra de sospechosos extraordinariamente amplia.

El informe está basado en decenas de entrevistas con personas que han sido víctimas de al menos una detención desde que comenzó la operación Xenios Zeus. Muchos de los entrevistados estaban autorizados legalmente para residiren Grecia en el momento en que fueron registrados, debido a que eran solicitantes de asilo, residentes extranjeros legales o griegos de origen extranjero.

Muchos dijeron que creen que fueron detenidos por sus características físicas y expresaron inquietantes relatos de cómo fueron claramente seleccionados por su raza u origen étnico.

Por ejemplo, Tupac, un solicitante de asilo de 19 años procedente de Guinea, dijo que a principios de febrero agentes de la policiá lo obligaron a él y a otros pasajeros asiáticos a que se bajaran de un autobús en el centro de Atenas: “Agentes de la policía se pusieron en la puerta y dijeron ‘Todos los negros fuera, todos los negros fuera’”.

Si bien un control puede incluir una revisión relativamente rápida de los documentos de identidad, Human Rights Watch descubrió que los inmigrantes y los solicitantes de asilo con el derecho legal de estar en Grecia son sometidos regularmente a largos procedimientos, tanto en la calle como en las comisarías de policía, que acaban suponiendo la privación injustificada de la libertad. Muchas personas están siendo paradas por agentes de la policía en la calle, confinadas en autobuses policiales y detenidas en las comisarías de la policía o en la División de Policía de Extranjería durante horas sin que hubiera ninguna sospecha de conducta penal, señaló Human Rights Watch.

Ali, un solicitante de asilo de 33 años y originario de Afganistán, fue parado y arrestado por la policía en el centro de Atenas, junto a su hija de 12 años y su hijo de 8. “Los niños le dijeron [a la policía]: ‘Él es nuestro padre y tiene una tarjeta rosada [la tarjeta para los solicitantes de asilo], ¿por qué lo han detenido?’ [La policía] dijo: ‘Nos lo llevamos a [la comisaría de] Allodapon, haremos el control [de los documentos de identidad] y lo pondremos en libertad’”.

La policía ordenó a Ali que mandara a su hijos a casa por su cuenta, incluso a pesar de que viven en El Pireo, a las afueras de Atenas. Sin embargo, Ali prefirió que se quedaran con él a lo largo del procedimiento, si bien los mantuvieron separados de él y de las aproximadamente otras 45 personas que la policía tenía detenidas allí. Ali fue puesto en libertad al cabo de 5 horas, sólo después de que una organización no gubernamental griega interviniera en su favor.

Bajo la ley griega, la policía dispone de amplios poderes para detener a las personas y obligarlas a presentar prueba de su identidad sin ningún tipo de sospecha de conducta delictiva. Los chequeos de identidad para el control de la inmigración, como los que se llevaron a cabo a gran escala durante la operación en curso Xenios Zeus, no están formulados de forma explícita en la ley.

La falta de formación y capacitación en temas de inmigración y asilo, así como de directrices específicas para los agentes que participan en la operación, deja demasiado margen para los abusos, advirtió Human Rights Watch.

Las autoridades griegas informaron a Human Rights Watch que llevar a los extranjeros a las comisarías de policía es necesario para identificar documentos falsificados y verificar las fotocopias de los documentos. Sin embargo, las autoridades no han tomado medidas para poner en marcha la capacitación ni los medios técnicos que permitan que la policía pueda revisar los documentos en la calle.

“Invertir tantos recursos sólo para atrapar a personas equivocadas y luego ponerlas en libertad supone un gran derroche”, señaló Cossé. “Si las autoridades consideran seriamente mejorar la seguridad en las calles de Atenas y el control de la inmigración irregular, deberían centrar sus esfuerzos en detener a los verdaderos delincuentes y basar sus operaciones policiales en evidencias e inteligencia, no en estereotipos”.

El maltrato policial de los inmigrantes y solicitantes de asilo es un problema grave y de larga data en Grecia, tal como han documentado Human Rights Watch y otros. Casi todos los entrevistados se quejaron de haber sido tratados con groserías, insultos y amenazas, y cuatro personas describieron abusos físicos.

Los cacheos personales y el registro de bolsos durante estos controles de inmigración también parecen ser rutinarios, incluso en ausencia de cualquier sospecha razonable de que el individuo pueda llevar objetos ilegales o peligrosos.

Desde principios de la década de 2000, Grecia se ha convertido en la principal puerta de entrada a la Unión Europea para los inmigrantes indocumentados y solicitantes de asilo procedentes de Asia y África. Años de mala gestión de las políticas de migración y asilo y, más recientemente, la profunda crisis económica, han cambiado la demografía de la capital. El centro de Atenas, en particular, tiene una gran población de extranjeros que viven en la extrema pobreza, ocupando edificios abandonados, plazas y parques. La preocupación por la creciente delincuencia y la degradación urbana se han convertido en un tema dominante de las conversaciones cotidianas, así como del discurso político.

Grecia tiene el derecho a controlar la inmigración irregular y la obligación de mejorar la seguridad en las calles para todo el mundo. Sin embargo, la amplitud y la intensidad de las redadas de inmigración en el marco de la Operación Xenios Zeus plantean serias dudas sobre si los medios para lograr esos objetivos legítimos son necesarios y equilibrados, dijo Human Rights Watch.

Tanto el derecho internacional como el griego prohíben la discriminación, la privación arbitraria de la libertad, la injerencia injustificada en el derecho a la privacidad, la violación a la dignidad y el derecho a la integridad física. Las normas internacionales y nacionales también exigen un trato respetuoso por la policía.

El Gobierno griego debería revisar sus poderes de detención y registro, incluyendo la Operación Xenios Zeus, dijo Human Rights Watch. El Gobierno debería adoptar reformas legales y políticas para garantizar que todas las medidas para identificar a los inmigrantes irregulares se llevan a cabo de plena conformidad con las leyes internacionales y nacionales que prohíben la discriminación, lo que incluye acabar con el uso de perfiles étnicos y con la privación arbitraria de la libertad.

“Nadie debería ser detenido por la policía, aunque sea por poco tiempo, sin una buena razón”, dijo Cossé. “La lucha de Grecia por controlar la inmigración no es una excusa para violar los derechos de las personas”.

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