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Egipto: Investigar detenciones de activistas y periodistas

Las detenciones arbitrarias y palizas por parte del Ejercito son características de la represión del Ministerio del Interior

(El Cairo) - El Gobierno egipcio debe ordenar a la policía militar, oficiales del Ejército y agentes de Investigaciones de Seguridad del Estado que cesen la detención arbitraria de periodistas, activistas y manifestantes, Human Rights Watch señaló hoy. Oficiales del Ejército y la policía militar detuvieron arbitrariamente a por lo menos 119 personas desde que el Ejército se desplegó en los pueblos y ciudades de Egipto en la noche del 28 de enero de 2011, y en al menos cinco de ellas fueron torturadas. El Gobierno debe garantizar la investigación y el enjuiciamiento de los responsables de las detenciones ilegales, así como las torturas y los malos tratos que han ocurrido, dijo Human Rights Watch.

En los casos que Human Rights Watch ha documentado, los detenidos, los cuales fueron posteriormente liberados, dijeron que estuvieron incomunicados, sin acceso a un abogado, y no pudieron informar a sus familiares sobre su detención.

"La detención por la policía militar de los periodistas, defensores de derechos humanos y activistas de la juventud desde 31 de enero parece haber tenido la intención de intimidar los reportajes y socavar el apoyo a la protesta en Tahrir", dijo Joe Stork, director adjunto de Oriente Medio y el Norte de África de Human Rights Watch . "Estas detenciones y denuncias de malos tratos en detención son exactamente los tipos de prácticas que provocaron las manifestaciones en el primer lugar".

Las fuerzas del Ejército egipcio fueron desplegadas en las calles de ciudades y pueblos de Egipto la noche del 28 de enero, después de que la policía se retirara. Desde entonces, los oficiales de la policía militar y el Ejército arrestaron o detuvieron a por lo menos 97 periodistas, activistas y manifestantes, de acuerdo con el Frente para la Defensa de los Manifestantes Egipcios (FDM), una coalición de organizaciones de derechos humanos egipcias. El grupo ha documentado una lista de 69 personas detenidas hasta ahora y ha confirmado la liberación de sólo 29. La mayoría de estas detenciones han sido a corto plazo, de menos de 24 horas de duración, y algunas han durado hasta dos días.

Las detenciones de manifestantes
Desde el 31 de enero, de Human Rights Watch ha documentado la detención arbitraria por la policía militar de al menos 20 manifestantes que salían o se dirigían a la plaza Tahrir. La mayoría de estas detenciones se produjeron en las inmediaciones de la plaza o en otras partes de El Cairo, donde los manifestantes recogían suministros para llevar a la plaza.

Un manifestante dijo a Human Rights Watch que, el 31 de enero, él y un amigo compraron unas cobijas para llevar a los manifestantes que pasaban la noche en la plaza. Dijeron que pusieron las cobijas en su coche y manejaban en el área de Boulak, no muy lejos de Tahrir. Una patrulla informal de civiles del barrio, que fue creada cuando la policía se retiró de las calles de El Cairo el 28 de enero, los detuvo a las 9:30 horas, e incorporó a la policía militar de las cercanías cuando vieron las cobijas. La policía militar arrestó a los dos hombres y los llevaron al campamento militar en Abbasiyya, en El Cairo, donde los detuvieron durante dos días, junto con otros 20 detenidos, que no fueron arrestados en relación con las protestas. Los dos dijeron que no fueron objeto de malos tratos, pero uno de ellos dijo a Human Rights Watch que vio a los militares golpeando y aplicando descargas eléctricas a por lo menos otros 12 detenidos el 1 de febrero. Los 20 estuvieron detenidos en la misma habitación y uno de los detenidos dijo a Human Rights Watch que cuando hablaron entre sí, descubrieron que los militares no les habían dado ninguna de razón oficial para su detención, y no establecieron cargos formales en su contra más allá del primer interrogatorio.

En otro caso, cuatro manifestantes fueron detenidos, al parecer, porque parecían ser extranjeros o estar acompañando a un extranjero. El 4 de febrero, tres hombres jóvenes egipcios que acompañaban a una joven europea caminaban de la plaza Tahrir a su casa en las cercanías de Ciudad Jardín, uno de ellos dijo a Human Rights Watch. Una patrulla de la zona de los detuvo y les pidió sus documentos de identidad, afirmó. Los miembros de l patrulla se negaron a creer que vivían en la zona, y expresaron su sospecha sobre el extranjero en el grupo. La patrulla entregó el grupo a los militares, añadió, quienes detuvieron a los cuatro en una habitación cerca de un puesto de control militar en la calle Kasr Aini durante 12 horas. Los militares les vendaron los ojos y los hizo sentarse en el suelo, dijo. Otro miembro del grupo dijo a Human Rights Watch que había por lo menos 10 personas más detenidas en la misma habitación y que vio a un oficial militar golpear a varias de ellas, aunque ninguno de los cuatro fue golpeado. Los militares les dijeron que el grupo había roto el toque de queda, a pesar de que inicialmente no indicaron que esta fuera la razón de su detención.

Tortura y malos tratos
Human Rights Watch y el FDM han documentado cinco casos de personas que afirman fueron torturadas en prisión por la policía militar. Uno de los manifestantes y activista de la sociedad civil, dijo a Human Rights Watch que estaba caminando hacia la plaza Tahrir a lo largo de la calle Talaat Harb a las 3:30 pm del 4 de febrero cuando se encontró con un grupo de jóvenes pro Mubarak que lo llevaron a una comisaría de policía en la calle Maa ' Rouf, en el centro de El Cairo. Allí, dijo, la policía lo golpeó e interrogó durante una hora sobre sus afiliaciones políticas, sus razones para manifestarse y sobre quién lo había contratado. Militares uniformados y de paisano luego lo llevaron a un puesto militar cerca del Hilton Ramses para ser interrogado más a fondo antes de ponerlo en libertad, dijo.

Cuando volvió a salir a la calle, otro oficial del Ejército lo detuvo, revisó su maletín, y encontró algunas notas y documentos de activista, dijo a Human Rights Watch. El manifestante dijo a los soldados que acababa de ser interrogado y puesto en libertad, pero lo rodearon, empujaron y patearon, dijo, y luego lo llevaron a un edificio cerca del Hilton Ramses. Dijo que le ataron las manos a la espalda, lo abofetearon, lo golpearon con palos y culatas de rifle, lo patearon y amenazaron con torturarlo, lo acusaron de malgastar el tiempo de los militares con "tácticas de protesta inútil" que estaban "destruyendo al país". Los soldados lo interrogaron de nuevo sobre sus afiliaciones políticas, exigiendo saber qué país lo "patrocinaba" a él y a los otros manifestantes.

En este momento, un oficial del Ejército de más alto rango dijo que lo llevaría a un hospital, afirmó, y después dos soldados lo pusieron en una ambulancia con las manos atadas a la espalda, lo abofetearon y lo llevaron al área del Museo Egipcio. Dijo que un oficial distinto le ordenó allí que se acostara sobre su estómago y le propinó patadas, junto con otros dos soldados. Amenazaron con torturarlo con descargas eléctricas e introducirle botellas en el ano mientras continuaban interrogándolo. Dijo que había otras cinco personas detenidas con él - un periodista estadounidense, un fotógrafo egipcio, y tres ciudadanos sudaneses. Le dijo a Human Rights Watch que el interrogatorio duró alrededor de dos horas, centrándose en los folletos y documentos que había reunido en la plaza Tahrir. Los militares finalmente lo liberaron más tarde, y llamó a sus amigos para que fueran a recogerlo y llevarlo a un hospital.

Otro manifestante dijo a Human Rights Watch :

Como a las 2 am del viernes 4 de febrero, cuando iba a casa de mi amigo, fui detenido por un soldado en su barrio. Primero me pidió mi tarjeta de identificación, y luego abrió mi maleta. En el interior, encontró un volante político de la protesta y mi laptop, que contenía imágenes de la protesta. Folletos políticos, manshura, están prohibidos en Egipto. Entonces los soldados empezaron a gritarme, ‘Eres un traidor!’ y ‘Eres de los que están arruinando nuestro país! Estás destruyendo Egipto!’. Comenzaron a golpearme en la calle, con sus porras de goma y a electrocutarme con un dispositivo. Luego me llevaron a la comisaría de Abdin. Cuando llegué a la estación de Abdin, los soldados y oficiales habían sido informados de que un "espía" iba a llegar, así que cuando llegué me dieron una "paliza de bienvenida" que duró unos 30 minutos. Entonces me pusieron en una celda, me dieron una cobija y un poco de jugo, y me dijeron que me quedara callado hasta que llegara el interrogador.

Cuando el interrogador llegó, me llevó a una habitación y me dijo que me desnudara. Luego empezó a azotarme con un cable eléctrico, y sacó una máquina de descarga eléctrica. Me aplicó descargas en todo el cuerpo, sin dejar ningún lugar sin tocar. No fue un interrogatorio real, no hizo muchas preguntas. Me torturó dos veces de esta forma el viernes, y una tercera el sábado.

Ataques a activistas y defensores de los derechos humanos
La policía militar detuvo al menos a 37 defensores de los derechos humanos y activistas desde el 31 de enero y los mantuvo detenidos por períodos que van de 12 a 48 horas. En la tarde del 3 de febrero, miembros de la policía militar, acompañados por un policía uniformado y oficiales de seguridad de paisano, irrumpieron en el Centro Legal de Hisham Mubarak (CLHM), una organización de derechos humanos, y detuvieron a 28 investigadores egipcios e internacionales de derechos humanos, abogados y periodistas. El CLHM también alberga al FDM, que proporciona apoyo jurídico a los manifestantes detenidos y documenta violaciones en su contra. La coalición estableció números de teléfonos de emergencia antes de la prevista demostración del 25 de enero para poder enviar a abogados cuando las personas llamaran para informar de que habían sido detenidas. Las instalaciones del CLHM se utilizaron también para las reuniones del Movimiento Juvenil del 6 de abril.

Entre los detenidos estaban el investigador de Human Rights Watch Daniel Williams, el fundador del CLHM y prominente abogado Ahmed Seif al-Islam, dos investigadores de Amnistía Internacional, y dos periodistas de una agencia francesa. Los militares detuvieron e interrogaron al grupo en el Campamento 75, una base militar, antes de la liberación de los extranjeros alrededor de la medianoche del 4 de febrero y los egipcios en la mañana del 5 de febrero. El grupo fue detenido en régimen de incomunicación y no tuvo acceso a abogados.

Posteriormente, el 3 de febrero, miembros de la policía militar acompañados de un oficial de Investigaciones de Seguridad del Estado detuvieron a nueve jóvenes activistas que regresaban de una reunión con la figura opositora Mohamed El Baradei, en la calle Faisal, en Giza. Entre los nueves e encontraba Salah Amr, un investigador en el Instituto de El Cairo para Estudios de Derechos Humanos, Douma Ahmad, y Shadi Ghazali Harb, todos los cuales habían sido previamente arrestados por activismo pacífico. Uno de los nueve dijo a Human Rights Watch que los agentes condujeron al grupo por la calle llena de gente, pusieron una pistola en la cabeza de uno de ellos, y dijeron a la multitud que eran "espías", lo que llevó a que algunos en la multitud comenzaran a golpearles y gritarles. Dijo que los oficiales luego introdujeron al grupo en una furgoneta militar y condujeron por más de 10 horas, y luego se dirigieron a la sede de la inteligencia militar para interrogarlos antes de liberarlos a las 7 pm del 4 de febrero.

Ataques a periodistas egipcios y extranjeros
Human Rights Watch ha recopilado una lista de 62 periodistas egipcios e internacionales detenidos por la policía militar desde el 2 de febrero, a partir de casos documentados directamente por la organización Human Rights Watch y del Comité para la Protección de los Periodistas y Reporteros sin Fronteras. Muchas de estas detenciones fueron a corto plazo y todas relacionadas con su condición de periodistas; todos han sido puestos en libertad.

Una periodista egipcio dijo a Human Rights Watch que a las 6 pm el 1 de febrero, cuando salía de la plaza Tahrir, explicó a los agentes en un retén del Ejército que no tenía su tarjeta nacional de identidad con ella porque su cartera había sido robada y era una periodista. Los oficiales del Ejército la arrestaron y la llevaron a una habitación en un edificio fuera del Museo Egipcio para ser interrogada, dijo. Le preguntaron sobre su participación en la protesta y si estaba vinculada a los periodistas israelíes que afirmaron haber arrestado en el mismo lugar, añadió. La detuvieron durante 12 horas antes de liberarla a la mañana siguiente.

La mayoría de estas detenciones se produjeron en los puntos de salida y entrada a la plaza Tahrir, pero también hubo casos de personas detenidas de sus hogares. Un grupo de dos periodistas y tres manifestantes dijeron a Human Rights Watch que a las 9:00 pm el 4 de febrero miembros de la policía militar, acompañados por funcionarios del Ministerio de Interior, los detuvieron en su apartamento en Giza y les preguntaron sobre su participación en las protestas. Dijeron que un oficial los llevó a la comisaría de Haram, esposados y con los ojos vendados, y los interrogaron durante siete horas sobre sus afiliaciones políticas y sobre si fueron financiados por gobiernos extranjeros.

Afirmaron que los agentes los detuvieron en celdas de la policía durante 13 horas y luego los pasaron a la custodia de la policía militar, viajando en la parte trasera de un jeep. Le dijeron a Human Rights Watch que los soldados los abofetearon y los golpearon con las culatas de sus rifles, mientras estaban en el coche. En un momento dado, uno de los detenidos dijo a Human Rights Watch que el funcionario pidió a todos los soldados que prepararan sus fusiles (como si se estuvieran preparando para disparar) y dijo a los detenidos, que permanecían con los ojos vendados y esposados, que mantuvieran la cabeza agachada entre las piernas, o si no, se les dispararía.

"Los manifestantes inicialmente consideraron los militares como sus protectores en contra de los abusos del Ministerio del Interior", señaló Stork. "Aunque que los militares han prometido no disparar los manifestantes, también deben respetar su derecho a la libertad de reunión y de su derecho a no ser detenido arbitrariamente".

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